Consecuencias de los tatuajes sobre la piel: evita riesgos
Los tatuajes resultan un adorno estético bastante extendido entre las mujeres, especialmente en aquellas que se encuentran en una edad más prematura. Sea cual sea la causa que puede llevar a alguien a tomar una decisión como ésta, conviene conocer cuáles son los riesgos que conlleva esta técnica y cuáles las precauciones que se deben de tomar antes de pasar a la acción. Los tatuadores utilizan una máquina que, a su vez, hace uso de varias agujas desechables cuya función resulta en la inyección de tinta en la capa inferior de la piel. Dado que la dermis, a diferencia de la superficie cutánea, no se escama, estos tatuajes son, a largo plazo, complicados de eliminar.
Riesgos de los tatuajes sobre la piel
Esta forma de decorar el cuerpo no tiene por qué ser problemática, pero hay que tener en cuenta cuáles son los riesgos que podemos asumir ante la acción de tatuarnos, de modo que podamos hacer todo lo que esté en nuestra mano para prevenirlos. Los problemas más comunes que pueden aparecer asociados a los tatuajes son infecciones víricas como los herpes o las verrugas, las alergias a algunos de los componentes de las tintas, la imposibilidad de aplicar en un futuro anestesia epidural si nos tatuamos la zona lumbar además de las consecuencias obvias en mujeres con patologías que retrasen el proceso de cicatrización como la hemofilia, la diabetes o las dermatitis.
Para prevenir todos estos riesgos que puede conllevar la realización de un tatuaje hemos de asegurarnos, en primer lugar, de que el centro al que decidamos acudir cumpla todas las medidas de higiene y sanitarias ya que, de lo contrario, es posible que podamos contraer enfermedades como hepatitis o, incluso, el SIDA. También hemos de realizarnos pruebas de alergia y, en el caso de padecer algún tipo de patología crónica, tenemos que preguntar a nuestro médico de cabecera si el tatuaje puede tener algún tipo de efecto nocivo sobre el organismo.
Una vez tomadas estas precauciones, podremos minimizar el tipo de riesgos que podemos correr a la hora de hacernos un tatuaje. Los problemas en la piel también habrán de tenerse en consideración en estos casos, por lo que la consulta con un dermatólogo también resulta del todo pertinente.
Los tatuajes resultan un adorno estético bastante extendido entre las mujeres, especialmente en aquellas que se encuentran en una edad más prematura. Sea cual sea la causa que puede llevar a alguien a tomar una decisión como ésta, conviene conocer cuáles son los riesgos que conlleva esta técnica y cuáles las precauciones que se deben de tomar antes de pasar a la acción. Los tatuadores utilizan una máquina que, a su vez, hace uso de varias agujas desechables cuya función resulta en la inyección de tinta en la capa inferior de la piel. Dado que la dermis, a diferencia de la superficie cutánea, no se escama, estos tatuajes son, a largo plazo, complicados de eliminar.
Riesgos de los tatuajes sobre la piel
Esta forma de decorar el cuerpo no tiene por qué ser problemática, pero hay que tener en cuenta cuáles son los riesgos que podemos asumir ante la acción de tatuarnos, de modo que podamos hacer todo lo que esté en nuestra mano para prevenirlos. Los problemas más comunes que pueden aparecer asociados a los tatuajes son infecciones víricas como los herpes o las verrugas, las alergias a algunos de los componentes de las tintas, la imposibilidad de aplicar en un futuro anestesia epidural si nos tatuamos la zona lumbar además de las consecuencias obvias en mujeres con patologías que retrasen el proceso de cicatrización como la hemofilia, la diabetes o las dermatitis.
Para prevenir todos estos riesgos que puede conllevar la realización de un tatuaje hemos de asegurarnos, en primer lugar, de que el centro al que decidamos acudir cumpla todas las medidas de higiene y sanitarias ya que, de lo contrario, es posible que podamos contraer enfermedades como hepatitis o, incluso, el SIDA. También hemos de realizarnos pruebas de alergia y, en el caso de padecer algún tipo de patología crónica, tenemos que preguntar a nuestro médico de cabecera si el tatuaje puede tener algún tipo de efecto nocivo sobre el organismo.
Una vez tomadas estas precauciones, podremos minimizar el tipo de riesgos que podemos correr a la hora de hacernos un tatuaje. Los problemas en la piel también habrán de tenerse en consideración en estos casos, por lo que la consulta con un dermatólogo también resulta del todo pertinente.
¿DEFINICIÓN DE TATUAJE?
Tatuaje tiene su origen etimológico en el vocablo francés tatouage. El concepto refiere al acto y al resultado de tatuar: dejar grabado un dibujo o una marca en la piel a través del uso de ciertas agujas o punzones con tinta.

Por ejemplo: “Cuando era chico quería hacerme un tatuaje en el brazo, pero nunca me animé”, “Juan tiene un tatuaje de Superman en el pecho”, “El delincuente fue reconocido por los tatuajes de su rostro”.
Se llama tatuaje, por lo tanto, al dibujo o al texto que se realiza sobre la piel inyectando tinta debajo de la epidermis. La técnica, con variaciones, se emplea desde hace miles de años, de acuerdo a los registros detectados por arqueólogos.
Tanto la técnica como la finalidad de los tatuajes han variado a lo largo de la historia. En las tribus de la Polinesia, por citar un caso, los tatuajes se usaban para generar miedo en los enemigos y para realzar la jerarquía o el estatus de alguien. Los aborígenes norteamericanos, por su parte, se tatuaban para conmemorar ciertos eventos o para marcar el comienzo de la vida adulta.
En el mundo occidental contemporáneo, la concepción de los tatuajes cambió en las últimas décadas. Antes eran marcas típicas de los marineros y luego comenzaron a adoptarlos las personas marginales que vivían fuera de la ley. Finalmente, en la actualidad, los tatuajes son aceptados a nivel social, incluso con fines estéticos.
Cabe destacar que la mayoría de los tatuajes, que deben realizarse con agujas esterilizadas para evitar el contagio de enfermedades, son permanentes: sólo pueden eliminarse con láser.
Estilos de tatuajes

Aunque para las personas ajenas a esta forma de arte tan particular no sea tan evidente, escoger un diseño para que un especialista lo tatúe en nuestro cuerpo no es tan fácil ni aleatorio como decidirse por un televisor en la tienda de electrónica, o al menos no es así para los entendidos. Existe una larga lista de estilos diferentes, y es aconsejable conocerlos todos antes de embarcarse en este viaje de ida, ya que probablemente nos sintamos identificados solamente con algunos de ellos; el estilo adecuado también minimiza las probabilidades de querer quitarse el tatuaje a los pocos meses, algo que no siempre es posible o económico.
Uno de los estilos más destacados es el Negro y Gris (Black and Grey). Como su nombre lo indica, se basa en el uso de tinta negra y diversas tonalidades de gris, aunque en algunos casos también es posible utilizar el blanco. Uno de sus puntos fuertes cuando se lo compara con estilos que no limitan la paleta de colores es la profundidad y el misticismo que se puede lograr con imágenes en escalas de grises, ya que invitan a una observación más detenida para comprender los diseños, generalmente muy detallados y de una complejidad admirable.
Por otro lado se encuentra el estilo Vieja Escuela (Old School), que surgió como homenaje a los tatuajes que realizaban los soldados de la marina de Norte América, a principios del siglo XX. Algunos de los elementos más recurrentes son los faros y las anclas, siempre con una clara temática centrada en la navegación. Además, es fácil distinguirlo del resto al notar la ausencia de degradados en su colorido, el cual suele centrarse en tonalidades de azules y rojos, y el acentuado grosor de sus perfiles. Las estadísticas muestran que alcanza una mayor popularidad en países anglosajones.
El estilo Stencil, se diferencia de los dos anteriores en que exige el uso de una “plantilla” (precisamente eso significa la palabra inglesa stencil) para aplicar la tinta sobre la piel, por lo cual sus diseños suelen ser sólidos, sin degradados, monocromáticos y, dada la falta de originalidad y de espontaneidad, se consideran menos artísticos.